martes, 3 de noviembre de 2009

Propuestas para mejorar el mundo.

(en el extraño y poco probable caso de que el mundo, en algún momento y contra todo pronóstico razonable, mereciera ser mejorado.)

I

Si los ingenieros además de listos fuesen inteligentes, todos los teléfonos móviles incluirían entre sus aplicaciones la función colleja justa.

El mecanismo, de una gran sencillez, debería implantarse como obligatorio en todos los terminales puesto que, dada su naturaleza no jerárquica, rizomática, la aplicación colleja justa sólo puede funcionar satisfactoriamente si se alcanza la unanimidad absoluta; si todos y cada uno de los aparatos que forman parte del rizoma la llevan instalada. El mecanismo consistiría en una trampilla situada en el dorso de los teléfonos móviles cuyo accionamiento dependería única y exclusivamente del usuario del teléfono con el que se estuviese hablando en ese momento.

Si, a lo largo de la conversación, el usuario A dijese algo que mereciese ser sancionado con un buen pescozón, el usuario B, al otro lado de los repetidores y la fibra óptica, pulsaría el botón colleja de su celular. Entonces se abriría la tapa de la trampilla y de su interior emergería un brazo articulado rematado por una mano de látex que, eficaz y diligente, obsequiaría al usuario A con un sonoro palmetazo en la nuca.

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