jueves, 19 de noviembre de 2009

Premonición borrosa.

En la sintaxis del desamparo
el futuro se difumina.

Soñador que se siente soñado
e intuye su propia ruina.

¿Quién atizará la hoguera
en la que al fin nos consumamos?

¿Quién colocará nuestros huesos
en la última vitrina?

¿A quién le pediremos cuentas
cuando esto haya pasado?

Es fácil atrapar a la presa
cuando ya está malherida.

Nadie quiso ser verdugo,
ahora sólo quedan víctimas.

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